Soy Ana. Y Cercana nace muy dentro de mí.
Desde que era niña, siento una conexión especial con todo lo relacionado con las casas.
Quería entrar a todas, saber cómo eran y respirar el alma que guardaban.
Siempre me ha inspirado lo esencial, lo que no necesita adornos para ser bello.
Maderas puras y naturales, materiales de siempre como la piedra, la cal, las diferentes texturas de los tejidos y todo lo conectado de la casa a la naturaleza, lo verde, las flores, en fin
…la tierra…
Espacios que respiran verdad y perduran en el tiempo.
Crecí rodeada de personas auténticas, que me enseñaron mucho más que a mirar bonito:
me enseñaron a trabajar.
Y a admirar el trabajo desde muy pequeña.
A valorar lo hecho con las manos, con paciencia, con dedicación.
Me traspasaron sin quererlo el amor por lo bien hecho, por lo real, por lo que tiene alma.
De mi madre la ternura y el amor, de mi padre la constancia y el esfuerzo.
Mis abuelos paternos en el campo, mis abuelos maternos en el pueblo, siempre rodeada de la familia y de la alegría de un hogar.
Por eso, Cercana no es solo una colección de objetos o espacios:
es una manera de estar en el mundo.
Cada pieza que elijo, cada rincón que creo, lleva algo de esa historia.
Porque para mí, un hogar no es solo un lugar.
Es una emoción que se hereda, se vive y se comparte.
Soy Ana, y Cercana nace de una emoción que me acompaña desde niña:
la de transformar una casa en un hogar.
Y Cercana es mi forma de compartirlo contigo.
